Incidencias: 7.000 personas en el Nuevo Los Cármenes, con más de 100 incondicionales leperos; algunos fueron agredidos por aficionados granadinos al final del encuentro. Césped en buenas condiciones, pero algo blando.
Árbitro: Méndez Caballero, del comité andaluz. Amonestó a los locales Álvaro Cámara, Martín Ortega, Lucena, Javi García y al entrenador Álvarez Tomé; expulsó por doble amarilla a Nyom y por roja directa a Iván Amaya. Por el San Roque vieron amarilla Joaquín y Navarro.
Goles: 1-0 Tariq, min. 12.
1-1 Joaquín, min. 26.
1-2 Joaquín, min. 69.
2-2 Lucena, min. 71.
Árbitro: Méndez Caballero, del comité andaluz. Amonestó a los locales Álvaro Cámara, Martín Ortega, Lucena, Javi García y al entrenador Álvarez Tomé; expulsó por doble amarilla a Nyom y por roja directa a Iván Amaya. Por el San Roque vieron amarilla Joaquín y Navarro.
Goles: 1-0 Tariq, min. 12.
1-1 Joaquín, min. 26.
1-2 Joaquín, min. 69.
2-2 Lucena, min. 71.
Ciertamente, los partidos son como acaban y no como empiezan. Antes del partido del CD San Roque con el Granada CF en el Nuevo Los Cármenes cualquier aficionado lepero hubiera firmado el punto casi sin pensárselo. Pero, visto lo visto sobre el terreno de juego lo único evidente es que al cuadro aurinegro se le escaparon 2 puntos ya que el triunfo hubiera sido el premio justo y merecido para una escuadra que fue de menos a más y que terminó encerrando al teóricamente todopoderoso equipo granadino, que terminó con 9 jugadores y que se empleó con excesiva dureza, algo que castigó el colegiado, que enfadó a la afición local, pero que fue muy valiente no permitiendo a los rojiblancos su juego duro. Sea como fuere, el video del partido le dará la razón a Méndez Caballero.
El partido comenzó con un único cambio en el San Roque con respecto al once titular de la semana pasada: Vicente fue alineado en lugar de Navarro, si bien el planteamiento era exactamente el mismo, con la línea de cuatro de atrás inamovible, Chema ejerciendo de pulmón, Nando y Vicente con la misión de crear juego y los 3 de arriba, Joaquín, Añete y Juan Villar, con libertad de movimientos para buscar los espacios. Sobre el papel, nada hubo de cambiar, pero en realidad el que llevó más peligro a la portería contraria fue el Granada, que fue claro dominador durante los primeros 20 minutos. En ese periodo fue capaz de adelantarse en el marcador tras un gol fantasma de Tariq, en el minuto 12. Antes, fue Añete el que pudo poner en ventaja a los aurinegros tras recortar en un palmo de terreno a un central y disparar, aunque por allí estaba Iván Amaya para cortar el tiro cuando el portero estaba batido.
Llegados los 20 minutos el San Roque consiguió al menos igualar a los locales en posesión de balón. Con la pelota en los pies, el cuadro de Tomás y Ceballos se ha mostrado hasta ahora intratable, con el equipo junto y tocando en corto, buscando las cosquillas del rival. En Los Cármenes no fue menos y cuando los aurinegros empezaron a jugar de verdad, perdiendo la timidez, avasallaron a un Granada cuyo único recurso era parar a los leperos con faltas. Algunas de ellas más duras de la cuenta y en este sentido, el Granada CF es reincidente. En cualquier caso, fruto de ese gran fútbol que practican los leperos llegó el gol del empate en el minuto 26: con todo el Granada replegado, Nando levanta la cabeza, ve el espacio para Joaquín y le manda un pase entre líneas antológico que deja solo al paradeño ante José Juan, a quien bate por bajo. Pura magia, puro fútbol, pura fantasía, una lección para entrenadores que no quieren ver los méritos de un modesto rival que te pasa por encima.
Con el descaro que viene demostrando en este inicio liguero, el San Roque siguió buscando la portería contraria haciendo circular la pelota a velocidad de vértigo. El Granada, sin balón, se vio impotente ante los leperos y no recurrieron a otra cosa aparte de las faltas para intentar frenar al rival. De esta guisa, el lateral Nyom vio la segunda amarilla precisamente por entrar con dureza por segunda vez consecutiva. En la jugada siguiente, Vidal se lesionó en una jugada sin trascendencia y tuvo que ser sustituido por Juanlu, que ocupó el lateral derecho, desplazando a Alfonso al centro de la zaga y a Servando al lateral izquierdo. Con uno más sobre el terreno de juego, hasta el descanso los aurinegros siguieron escribiendo el mismo guión, jugando si cabe con más comodidad, generando juego, en lo deportivo, e ilusión entre el más de un centenar de aficionados leperos que se congregaron en las gradas del feudo granadino. Fruto de ese juego llegó la última oportunidad de la primera mitad, tras un pase de Joaquín a la espalda de la defensa para Juan Villar, que regateó al portero y que salió algo trastabillado del regate, por lo que se quedó sin ángulo de disparo. Cuando quiso volver a poner la pelota en juego, la defensa rival ya estaba armada.
Tras la reanudación, el Granada salió en tromba hacia la portería de Isaac, más por corazón que por cabeza, pero el ímpetu local apenas duró 6 minutos, el tiempo que tardó el San Roque en volver a tener la pelota en sus pies. Así, en el minuto 53, una apertura de banda a banda finaliza con Añete controlando dentro del área, recortando y quebrando la cintura de la defensa, si bien el tiro le salió demasiado centrado. Fue el primer aviso. Un par de minutos más tarde entró Navarro por Nando y el San Roque acentuó su dominio y su peligro gracias a los pases interiores del recién incorporado. Seguían los leperos a lo suyo, atacar, y los granadinos a lo otro, destruir, en un tira y afloja que se produjo siempre en la media cancha del cuadro nazarí. Aún así, el cuadro aurinegro seguía encontrando resquicios por donde colarse: en el minuto 61 Joaquín habilita a Juan Villar que se interna en el área y cuando se esperaba el pase de vuelta para el ariete, el corteganés optó por el disparo, que se estrelló en la red por fuera.
Decíamos la semana pasada de los réditos que obtendría la sociedad formada por Añete y Juan Villar, Zipi y Zape del fútbol. Esta jornada, se confirmó precisamente esto, que la unión de estos 2 talentos futbolísticos es una pesadilla para cualquier defensa. Y de ahí partió precisamente la jugada que dio origen al 1-2: tiqui-taca, primer toque de ambos en el vértice izquierdo del área granadina para deshacerse de los defensas, y pase definitivo de Añete para Villar, que encara a José Juan, se zafa de él pero Iván Amaya llega por detrás y derriba al onubense cuando se disponía a marcar. En primera instancia el colegiado no señaló nada, pero sí lo pitó el penalti a instancias del asistente. Roja directa para Amaya y bronca en la grada y en el campo, con enfrentamientos entre los jugadores de ambos equipos y el asistente que es golpeado por un objeto que cae de la grada. De esta guisa, tuvieron que pasar 4 minutos para que Joaquín anotase el 1-2 y su quinto gol en liga en 3 partidos, engañando a la perfección a José Juan.
El partido se ponía de cara, con todos los vientos favorables, pero llegó el gol del empate del Granada sólo 2 minutos después en la única de la única de las maneras posibles: a balón parado. Falta lateral lejana que bota Cámara y Lucena remata al fondo de la red tras un fallo de marca de la zaga lepera. Un jarro de agua fría del que se sobrepuso rápido el San Roque, gracias a un lanzamiento de falta de Navarro que se estrelló en la cruceta de la portería rojiblanca. Los aurinegros debían tener paciencia para jugar y así lo hicieron, no precipitándose nunca, si bien les faltó algo de chispa al final para romper la doble línea de 4 que apostaron los locales sobre la frontal de su área. Las llegadas eran constantes, sobre todo por las bandas, balones que achicaba como podía la defensa local.
Así que se llegó al tiempo añadido con el San Roque volcado, que tuvo la última gran ocasión en las botas de Añete. Juan Villar hizo equilibrismo sobre la línea de fondo, hizo el pase de la muerte para el sevillano, que templó regateó y sentó a los 2 centrales y con todo a favor, ante el portero y en la frontal del área pequeña lanzó la pelota a un milímetro del poste por fuera, por lo que se escapó en esa acción el gol de triunfo y los puntos. Terminaba así un partido en el que el San Roque rozó la gesta ante un equipo obligado al ascenso, por lo que va dejando de ser una sorpresa para sus rivales.
Al final del partido, algunos aficionados leperos fueron agredidos por aficionados granadinos y otros tuvieron que saltar al césped aconsejados por la seguridad del campo para poder salir del estadio. Igualmente, el árbitro hubo de salir escoltado por la policía y durante el choque cayeron algunos objetos al terreno de juego. Lamentable.
El San Roque formó con Isaac, Hornillo, Chema, Nando (Navarro 55’), Vicente, Joaquín (Sergio Berro 70’), Vidal (Juanlu 38’), Juan Villar, Servando, Añete y Alfonso.
El partido comenzó con un único cambio en el San Roque con respecto al once titular de la semana pasada: Vicente fue alineado en lugar de Navarro, si bien el planteamiento era exactamente el mismo, con la línea de cuatro de atrás inamovible, Chema ejerciendo de pulmón, Nando y Vicente con la misión de crear juego y los 3 de arriba, Joaquín, Añete y Juan Villar, con libertad de movimientos para buscar los espacios. Sobre el papel, nada hubo de cambiar, pero en realidad el que llevó más peligro a la portería contraria fue el Granada, que fue claro dominador durante los primeros 20 minutos. En ese periodo fue capaz de adelantarse en el marcador tras un gol fantasma de Tariq, en el minuto 12. Antes, fue Añete el que pudo poner en ventaja a los aurinegros tras recortar en un palmo de terreno a un central y disparar, aunque por allí estaba Iván Amaya para cortar el tiro cuando el portero estaba batido.
Llegados los 20 minutos el San Roque consiguió al menos igualar a los locales en posesión de balón. Con la pelota en los pies, el cuadro de Tomás y Ceballos se ha mostrado hasta ahora intratable, con el equipo junto y tocando en corto, buscando las cosquillas del rival. En Los Cármenes no fue menos y cuando los aurinegros empezaron a jugar de verdad, perdiendo la timidez, avasallaron a un Granada cuyo único recurso era parar a los leperos con faltas. Algunas de ellas más duras de la cuenta y en este sentido, el Granada CF es reincidente. En cualquier caso, fruto de ese gran fútbol que practican los leperos llegó el gol del empate en el minuto 26: con todo el Granada replegado, Nando levanta la cabeza, ve el espacio para Joaquín y le manda un pase entre líneas antológico que deja solo al paradeño ante José Juan, a quien bate por bajo. Pura magia, puro fútbol, pura fantasía, una lección para entrenadores que no quieren ver los méritos de un modesto rival que te pasa por encima.
Con el descaro que viene demostrando en este inicio liguero, el San Roque siguió buscando la portería contraria haciendo circular la pelota a velocidad de vértigo. El Granada, sin balón, se vio impotente ante los leperos y no recurrieron a otra cosa aparte de las faltas para intentar frenar al rival. De esta guisa, el lateral Nyom vio la segunda amarilla precisamente por entrar con dureza por segunda vez consecutiva. En la jugada siguiente, Vidal se lesionó en una jugada sin trascendencia y tuvo que ser sustituido por Juanlu, que ocupó el lateral derecho, desplazando a Alfonso al centro de la zaga y a Servando al lateral izquierdo. Con uno más sobre el terreno de juego, hasta el descanso los aurinegros siguieron escribiendo el mismo guión, jugando si cabe con más comodidad, generando juego, en lo deportivo, e ilusión entre el más de un centenar de aficionados leperos que se congregaron en las gradas del feudo granadino. Fruto de ese juego llegó la última oportunidad de la primera mitad, tras un pase de Joaquín a la espalda de la defensa para Juan Villar, que regateó al portero y que salió algo trastabillado del regate, por lo que se quedó sin ángulo de disparo. Cuando quiso volver a poner la pelota en juego, la defensa rival ya estaba armada.
Tras la reanudación, el Granada salió en tromba hacia la portería de Isaac, más por corazón que por cabeza, pero el ímpetu local apenas duró 6 minutos, el tiempo que tardó el San Roque en volver a tener la pelota en sus pies. Así, en el minuto 53, una apertura de banda a banda finaliza con Añete controlando dentro del área, recortando y quebrando la cintura de la defensa, si bien el tiro le salió demasiado centrado. Fue el primer aviso. Un par de minutos más tarde entró Navarro por Nando y el San Roque acentuó su dominio y su peligro gracias a los pases interiores del recién incorporado. Seguían los leperos a lo suyo, atacar, y los granadinos a lo otro, destruir, en un tira y afloja que se produjo siempre en la media cancha del cuadro nazarí. Aún así, el cuadro aurinegro seguía encontrando resquicios por donde colarse: en el minuto 61 Joaquín habilita a Juan Villar que se interna en el área y cuando se esperaba el pase de vuelta para el ariete, el corteganés optó por el disparo, que se estrelló en la red por fuera.
Decíamos la semana pasada de los réditos que obtendría la sociedad formada por Añete y Juan Villar, Zipi y Zape del fútbol. Esta jornada, se confirmó precisamente esto, que la unión de estos 2 talentos futbolísticos es una pesadilla para cualquier defensa. Y de ahí partió precisamente la jugada que dio origen al 1-2: tiqui-taca, primer toque de ambos en el vértice izquierdo del área granadina para deshacerse de los defensas, y pase definitivo de Añete para Villar, que encara a José Juan, se zafa de él pero Iván Amaya llega por detrás y derriba al onubense cuando se disponía a marcar. En primera instancia el colegiado no señaló nada, pero sí lo pitó el penalti a instancias del asistente. Roja directa para Amaya y bronca en la grada y en el campo, con enfrentamientos entre los jugadores de ambos equipos y el asistente que es golpeado por un objeto que cae de la grada. De esta guisa, tuvieron que pasar 4 minutos para que Joaquín anotase el 1-2 y su quinto gol en liga en 3 partidos, engañando a la perfección a José Juan.
El partido se ponía de cara, con todos los vientos favorables, pero llegó el gol del empate del Granada sólo 2 minutos después en la única de la única de las maneras posibles: a balón parado. Falta lateral lejana que bota Cámara y Lucena remata al fondo de la red tras un fallo de marca de la zaga lepera. Un jarro de agua fría del que se sobrepuso rápido el San Roque, gracias a un lanzamiento de falta de Navarro que se estrelló en la cruceta de la portería rojiblanca. Los aurinegros debían tener paciencia para jugar y así lo hicieron, no precipitándose nunca, si bien les faltó algo de chispa al final para romper la doble línea de 4 que apostaron los locales sobre la frontal de su área. Las llegadas eran constantes, sobre todo por las bandas, balones que achicaba como podía la defensa local.
Así que se llegó al tiempo añadido con el San Roque volcado, que tuvo la última gran ocasión en las botas de Añete. Juan Villar hizo equilibrismo sobre la línea de fondo, hizo el pase de la muerte para el sevillano, que templó regateó y sentó a los 2 centrales y con todo a favor, ante el portero y en la frontal del área pequeña lanzó la pelota a un milímetro del poste por fuera, por lo que se escapó en esa acción el gol de triunfo y los puntos. Terminaba así un partido en el que el San Roque rozó la gesta ante un equipo obligado al ascenso, por lo que va dejando de ser una sorpresa para sus rivales.
Al final del partido, algunos aficionados leperos fueron agredidos por aficionados granadinos y otros tuvieron que saltar al césped aconsejados por la seguridad del campo para poder salir del estadio. Igualmente, el árbitro hubo de salir escoltado por la policía y durante el choque cayeron algunos objetos al terreno de juego. Lamentable.
El San Roque formó con Isaac, Hornillo, Chema, Nando (Navarro 55’), Vicente, Joaquín (Sergio Berro 70’), Vidal (Juanlu 38’), Juan Villar, Servando, Añete y Alfonso.