Sigo de vacaciones, ahora en Almería, pero atento a lo que ocurre por Lepe. Aquí va, de la mano de Manolo Camacho, la crónica del partido del Trofeo de San Roque.
El San Roque de Lepe se adjudicó con todo merecimiento la XI edición del trofeo que lleva su nombre después de vencer con comodidad al Isla Cristina por dos goles a cero con tantos de Raúl, en la primera parte y de Joaquín en la reanudación, dentro de un partido plano, sin ritmo, que se jugó al paso ante unos 500 espectadores.
Alejandro Ceballos realizó muchos cambios con respecto al Trofeo de la Bella y sembró de canteranos tanto el once inicial como el banquillo, por lo que volvía a dar ocasión a los chavales para que mostrasen su valía y opciones de cara a la temporada. Y el resultado fue dispar. Gerardo estuvo correcto aunque puede dar más de sí; Muriel tuvo una gran actuación dentro de lo que ofrecía el partido, y Raúl y Rubén estuvieron discretos, esencialmente el segundo, al que le falta recorrido y puesta a punto. A Raúl le salvó el gol y un par de acciones aisladas. Ya en la segunda parte jugaron David Parra, que tuvo un excelente comportamiento, Rubén Moreno, que se tiene que espabilar y Chirolo, que en los minutos que estuvo en el campo no tuvo excesiva fortuna. Todos ellos volverán a tener minutos en los partidos que vienen, por lo que las opciones de demostración siguen intactas.
Los demás fueron los que no comparecieron o apenas lo hicieron el día del Ayamonte, casos de Capi, Cisco, el portero Sergio o Nando. De entre todos, algunas cosas buenas y otras no tanto. Además, quedó demostrado que el equipo del Trofeo de la Bella, salvo retoques puntuales, tiene muchas opciones de ser el que comience la Liga de titular. Algunos se tienen que convencer de que las reclamaciones se hacen en el campo, no de boca. Y que tienen que empujar para que el equipo ofrezca lo mejor en todos los frentes.
Con respecto al Isla Cristina, más sombras que otra cosa, por lo que Manolo Vaz tiene trabajo por delante si quiere que su equipo sea competitivo en la Liga. Le falta manta por todas partes, por arriba, por detrás, por babor y por estribor. O ficha cuanto antes algunos futbolistas o lo pasará francamente mal en la competición. Es cierto que el equipo está muy bien dibujado en el campo, que no pierde nunca la compostura. Pero no tiene ni mecha ni dinamita y en la creación le falta luz e imaginación. Está a tiempo el Isla Cristina, aunque su limitado presupuesto le tiene entre la espada y la pared. En cualquier caso, Manolo acabará formando un equipo competitivo. Al menos esa es la esperanza.
Con respecto al Isla Cristina, más sombras que otra cosa, por lo que Manolo Vaz tiene trabajo por delante si quiere que su equipo sea competitivo en la Liga. Le falta manta por todas partes, por arriba, por detrás, por babor y por estribor. O ficha cuanto antes algunos futbolistas o lo pasará francamente mal en la competición. Es cierto que el equipo está muy bien dibujado en el campo, que no pierde nunca la compostura. Pero no tiene ni mecha ni dinamita y en la creación le falta luz e imaginación. Está a tiempo el Isla Cristina, aunque su limitado presupuesto le tiene entre la espada y la pared. En cualquier caso, Manolo acabará formando un equipo competitivo. Al menos esa es la esperanza.
Con respecto al juego, cero patatero, tanto en la primera parte como en la segunda. El San Roque se sintió cómodo al tener por completo la iniciativa y el balón, pero nunca supo qué hacer con él en la zona de influencia. Y ahí tienen mucha culpa los creadores y los definidores, que no encontraron nunca el tino ni el sitio para descuadrar a la defensa isleña. Tan sólo en el último minuto de la primera parte fue capaz el conjunto local de abrir el muro. Una jugada de Capi, con vaselina al larguero, la remató Raúl de cabeza al fondo de las mallas de la portería de David Lepe ya en el 45. Antes, un par de amagos locales sin incidencia y desaparición por completo del Isla Cristina, nulo y timorato en ataque.
En la segunda parte, más de lo mismo hasta que salió al campo Joaquín, agitador e impertinente para una cobertura isleña que comenzó a pasarlo mal en cuanto el delantero salió al escenario. Tiró tres veces y la bastó para marcar en una de ellas y mandar otra al palo de forma espectacular. El gol, en el 81 de juego, puso en pie al Municipal al entrar el esférico por toda la escuadra. Antes se había lucido David Lepe a remate a quemarropa de Rubén, que no tuvo nada de suerte con lo bien que le hubiera venido marcar para su moral y para su recuperación. No debe preocuparse, debe seguir trabajando que tiene la complicidad del entrenador, que está de su parte.
Al final, el partido se hizo largo y tedioso por la falta de ritmo. Fue como si el San Roque se hubiera quitado un peso de encima con el triunfo ante el Ayamonte y estuviera ya todo hecho. Craso error. Porque la indolencia aparece sin ser invitada y hay jugadores en la plantilla a los que no hemos descubierto aun las intenciones que tienen. Estos amistosos están para coger la forma y ganarse la confianza de la gente, especialmente la del entrenador. Y Ceballos salió disgustado con algunas cosas que no está dispuesto a consentir.