Ayer me comunicaron que precisamente el 3 de julio de 2012 se me daba la baja como trabajador del Club Deportivo San Roque de Lepe, S.A.D. No obstante las acciones legales que pueda o no llevar a cabo, sí que intuyo que esa fecha es la última en que pude considerarme como Jefe de Prensa del equipo de mis amores.
La verdad es que no estoy contento por ello, ni mucho menos. Al contrario. No obstante, y afortunadamente, me llevo del San Roque 3 años han sido de los mejores de mi vida en lo personal y en lo profesional. No digo que ha sido mi mejor etapa profesional porque verdaderamente mis mayores satisfacciones profesionales las conseguí en mi etapa como director de mi querida Lepe Urbana, pero creo que se me entiende.
Me llevo conmigo haber sido partícipe de la segunda Edad de Oro del sanroquismo. Me llevo conmigo la alegría de haber estado dentro, de ser uno más, desde mi parcela, de aquellos que consiguieron la Copa Federación; me llevo en mis recuerdos el agónico partido de Barakaldo; se viene conmigo el momento en el que tumbamos a todo un Cádiz en el Carranza y en Carnaval; el partido de mi equipo en todo un Sánchez Pizjuán y ante todo un Sevilla F.C.; la Copa del Mundo en mi pueblo y aquella maratoniana sesión de fotos para que todo el mundo tuviera la oportunidad de tener su recuerdo…
Se trata de que me llevo conmigo el haber vivido desde dentro del fútbol, el conocer qué se cuece entre pasillos, entre vestuarios, charlas futboleras con otros locos del balompié, hacer cotidianos detalles que a muchos aficionados se les escapa; en definitiva, conocer el mecanismo interno que mueve el motor llamado fútbol, desde el que también late el corazón de la afición del San Roque de Lepe.
Por ello, me siento privilegiado de haber aunado deber y devoción, afición y profesión, de poder vivir como trabajador y a la vez como aficionado de nuestro equipo, del equipo de todos los leperos oriundos o de adopción.
Si por una cosa puedo enorgullecerme y de verdad es de haber traído al San Roque de Lepe hasta el siglo XXI en muchas materias; sobre todo creo que mi principal labor es haber sido capaz de sacar al equipo, al club, del pasado al presente, de hacer que los colores amarillo y negro, los nuestros, tengan su presencia en Internet, en las redes sociales, en los foros… y se me queda en el camino el nuevo proyecto de llevar a nuestro equipo un paso más allá; pasar de tenerlo en prensa, Internet, radio, televisión a tenerlo directamente en el teléfono móvil. Ahí dejo la idea para el que la quiera recoger.
No quisiera despedirme como jefe de prensa sin acordarme de tantísima gente. Espero que no se me quede nadie; el que no esté, que me perdone, pero que sepáis que os tengo presentes y me habéis hecho ser mejor profesional y persona.
En primer lugar, creo que se lo merece, el que se ha convertido en este lapso de tiempo en uno de mis mejores amigos: Rafael Orta. Amigo y el mejor sanroquista que conozco. No tengo palabras para agradecerle el que me brinde de forma tan generosa su amistad. Gracias, también a los compañeros y amigos de la prensa: Fermín Cabanillas y esos viajes por los campos de Dios (tenemos pendiente el de Sanlúcar); Manolo Camacho y las largas charlas de fútbol divino y humano; Fran Cortes, la honestidad hecha periodista; Manuel María Prieto y aquel inolvidable desplazamiento a Ceuta, Jaime Valentín con sus charlas flamencas; Jesús Macías y su lógica particular; Diego Rivera y su cháchara deportiva…. Y, por supuesto, gracias al resto de compañeros en la provincia y en Huelva capital, encabezados por Bendala y Salazar.
Gracias también a Francis, el Pelón, nuestro delegado; una extraordinaria persona, afable y que tiene mucho más que ver con nuestro éxitos recientes de lo que la gente cree.
Gracias a Piedad y Antonio, el matrimonio en eterna luna de miel, también responsables de que la máquina haya estado tan bien engrasada últimamente.
Gracias a Kiko Manga por ser tan buen amigo y ser una de las personas más válidas de la provincia, en todos los sentidos. El auténtico hombre orquesta.
Gracias a Camilo, por su tranquilidad en los peores momentos y por su increíble tolerancia.
Lógicamente, gracias a Carmelo Suárez por haber respondido a mi llamada y por su fidelidad.
Gracias a Juan Carlos por haber demostrado ser tan increíblemente buen compañero en la última época, muy difícil para todos. Igualmente le digo a Raúl.
Gracias a Kiko Pacífico, Botello, Barroso, Juan José, Rafael Moreno… los auténticos directivos (como antes también lo fueron Emilín, Kubala, Carmelo el Colorao…), sabedores de verdad de cómo se suda también la camiseta fuera del terreno de juego.
Mención aparte merece mi amigo catalán, Miguel Ezequiel, que me enseñó el valor de un amigo en la distancia, aunque sea en Cataluña.
Gracias a Alejandro Ceballos, por su confianza y por todo. Si la gente se cree que Ceballos es buena persona, se equivoca: es mejor todavía. Creedme. Con él voy donde me diga. Sin pedirle nada a cambio.
Gracias también a Manolo Santana. Sí, también, porque fue quien me dio la oportunidad de empezar en todo esto y sin quien muchas de las cosas que hemos vivido habría sido imposible vivirlas. Debe saber Manolo que no le guardo rencor y que creo que es lógico y normal que en esta nueva etapa quiera contar con gente de su total confianza. Pero también le digo que se equivoca en todas las cosas que me atribuyó en su día. De verdad que metí la pata en un determinado momento fruto de un calentón, pero nada más. Si lo puse en alguna situación comprometida, espero que sepa perdonarme, porque no fue en absoluto mi intención.
Si bien el final ha sido bastante malo, también gracias a “los ingleses” por el trato que me han dispensado siempre –incluyendo aquella visita a sus oficinas en Londres, aunque me hicieran trabajar estando yo de vacaciones- y por la oportunidad de trabajar en dos y tres idiomas, algo que me servirá y mucho en el futuro.
Y finalmente gracias a mi padre, mi madre, mi hermana… mi familia al completo. Y, cómo no, a Belli, que es la que me ha aguantado y me aguanta, la verdadera sufridora de mis ausencias y mis cabreos. Mi auténtico último bastón de apoyo. Pero eso ya lo sabe ella. Por eso la amo. No hace falta que se lo diga, pero lo digo públicamente.
Pues eso. Que no sé por dónde me llevará la vida, pero por lo pronto habrá que sacarse el carnet de socio de la próxima temporada y apoyar al máximo para que nuestro San Roque siga dando que hablar. Porque de eso se trata: de apoyar, de esperar que la nueva gerencia del club acierte con sus planteamientos y esto continúe por los siglos de los siglos; que el San Roque de Lepe siga siendo un legado que dejar a nuestros hijos y nietos, igual que nosotros lo recibimos un día. Por ello les digo a los nuevos rectores que si es por el bien del club, aquí me tienen para lo que necesiten. Así entiendo yo el sanroquismo.
Viva el San Roque.
La verdad es que no estoy contento por ello, ni mucho menos. Al contrario. No obstante, y afortunadamente, me llevo del San Roque 3 años han sido de los mejores de mi vida en lo personal y en lo profesional. No digo que ha sido mi mejor etapa profesional porque verdaderamente mis mayores satisfacciones profesionales las conseguí en mi etapa como director de mi querida Lepe Urbana, pero creo que se me entiende.
Me llevo conmigo haber sido partícipe de la segunda Edad de Oro del sanroquismo. Me llevo conmigo la alegría de haber estado dentro, de ser uno más, desde mi parcela, de aquellos que consiguieron la Copa Federación; me llevo en mis recuerdos el agónico partido de Barakaldo; se viene conmigo el momento en el que tumbamos a todo un Cádiz en el Carranza y en Carnaval; el partido de mi equipo en todo un Sánchez Pizjuán y ante todo un Sevilla F.C.; la Copa del Mundo en mi pueblo y aquella maratoniana sesión de fotos para que todo el mundo tuviera la oportunidad de tener su recuerdo…
Se trata de que me llevo conmigo el haber vivido desde dentro del fútbol, el conocer qué se cuece entre pasillos, entre vestuarios, charlas futboleras con otros locos del balompié, hacer cotidianos detalles que a muchos aficionados se les escapa; en definitiva, conocer el mecanismo interno que mueve el motor llamado fútbol, desde el que también late el corazón de la afición del San Roque de Lepe.
Por ello, me siento privilegiado de haber aunado deber y devoción, afición y profesión, de poder vivir como trabajador y a la vez como aficionado de nuestro equipo, del equipo de todos los leperos oriundos o de adopción.
Si por una cosa puedo enorgullecerme y de verdad es de haber traído al San Roque de Lepe hasta el siglo XXI en muchas materias; sobre todo creo que mi principal labor es haber sido capaz de sacar al equipo, al club, del pasado al presente, de hacer que los colores amarillo y negro, los nuestros, tengan su presencia en Internet, en las redes sociales, en los foros… y se me queda en el camino el nuevo proyecto de llevar a nuestro equipo un paso más allá; pasar de tenerlo en prensa, Internet, radio, televisión a tenerlo directamente en el teléfono móvil. Ahí dejo la idea para el que la quiera recoger.
No quisiera despedirme como jefe de prensa sin acordarme de tantísima gente. Espero que no se me quede nadie; el que no esté, que me perdone, pero que sepáis que os tengo presentes y me habéis hecho ser mejor profesional y persona.
En primer lugar, creo que se lo merece, el que se ha convertido en este lapso de tiempo en uno de mis mejores amigos: Rafael Orta. Amigo y el mejor sanroquista que conozco. No tengo palabras para agradecerle el que me brinde de forma tan generosa su amistad. Gracias, también a los compañeros y amigos de la prensa: Fermín Cabanillas y esos viajes por los campos de Dios (tenemos pendiente el de Sanlúcar); Manolo Camacho y las largas charlas de fútbol divino y humano; Fran Cortes, la honestidad hecha periodista; Manuel María Prieto y aquel inolvidable desplazamiento a Ceuta, Jaime Valentín con sus charlas flamencas; Jesús Macías y su lógica particular; Diego Rivera y su cháchara deportiva…. Y, por supuesto, gracias al resto de compañeros en la provincia y en Huelva capital, encabezados por Bendala y Salazar.
Gracias también a Francis, el Pelón, nuestro delegado; una extraordinaria persona, afable y que tiene mucho más que ver con nuestro éxitos recientes de lo que la gente cree.
Gracias a Piedad y Antonio, el matrimonio en eterna luna de miel, también responsables de que la máquina haya estado tan bien engrasada últimamente.
Gracias a Kiko Manga por ser tan buen amigo y ser una de las personas más válidas de la provincia, en todos los sentidos. El auténtico hombre orquesta.
Gracias a Camilo, por su tranquilidad en los peores momentos y por su increíble tolerancia.
Lógicamente, gracias a Carmelo Suárez por haber respondido a mi llamada y por su fidelidad.
Gracias a Juan Carlos por haber demostrado ser tan increíblemente buen compañero en la última época, muy difícil para todos. Igualmente le digo a Raúl.
Gracias a Kiko Pacífico, Botello, Barroso, Juan José, Rafael Moreno… los auténticos directivos (como antes también lo fueron Emilín, Kubala, Carmelo el Colorao…), sabedores de verdad de cómo se suda también la camiseta fuera del terreno de juego.
Mención aparte merece mi amigo catalán, Miguel Ezequiel, que me enseñó el valor de un amigo en la distancia, aunque sea en Cataluña.
Gracias a Alejandro Ceballos, por su confianza y por todo. Si la gente se cree que Ceballos es buena persona, se equivoca: es mejor todavía. Creedme. Con él voy donde me diga. Sin pedirle nada a cambio.
Gracias también a Manolo Santana. Sí, también, porque fue quien me dio la oportunidad de empezar en todo esto y sin quien muchas de las cosas que hemos vivido habría sido imposible vivirlas. Debe saber Manolo que no le guardo rencor y que creo que es lógico y normal que en esta nueva etapa quiera contar con gente de su total confianza. Pero también le digo que se equivoca en todas las cosas que me atribuyó en su día. De verdad que metí la pata en un determinado momento fruto de un calentón, pero nada más. Si lo puse en alguna situación comprometida, espero que sepa perdonarme, porque no fue en absoluto mi intención.
Si bien el final ha sido bastante malo, también gracias a “los ingleses” por el trato que me han dispensado siempre –incluyendo aquella visita a sus oficinas en Londres, aunque me hicieran trabajar estando yo de vacaciones- y por la oportunidad de trabajar en dos y tres idiomas, algo que me servirá y mucho en el futuro.
Y finalmente gracias a mi padre, mi madre, mi hermana… mi familia al completo. Y, cómo no, a Belli, que es la que me ha aguantado y me aguanta, la verdadera sufridora de mis ausencias y mis cabreos. Mi auténtico último bastón de apoyo. Pero eso ya lo sabe ella. Por eso la amo. No hace falta que se lo diga, pero lo digo públicamente.
Pues eso. Que no sé por dónde me llevará la vida, pero por lo pronto habrá que sacarse el carnet de socio de la próxima temporada y apoyar al máximo para que nuestro San Roque siga dando que hablar. Porque de eso se trata: de apoyar, de esperar que la nueva gerencia del club acierte con sus planteamientos y esto continúe por los siglos de los siglos; que el San Roque de Lepe siga siendo un legado que dejar a nuestros hijos y nietos, igual que nosotros lo recibimos un día. Por ello les digo a los nuevos rectores que si es por el bien del club, aquí me tienen para lo que necesiten. Así entiendo yo el sanroquismo.
Viva el San Roque.