domingo, 1 de noviembre de 2009

Sevila Atlético 1-1 San Roque

Incidencias: Mañana inusualmente calurosa en la ciudad deportiva José Ramón Cisneros Palacios de Sevilla, en cuyo campo principal se dieron cita unas 900 personas para presenciar el encuentro, con mayoría de aficionados aurinegros en las gradas, que se han dejado notar durante el encuentro. Gustavo Poyet estuvo en el palco de honor junto al presidente de la gestora y alcalde de Lepe, Manuel Andrés González; que además recibió un cuadro conmemorativo de la campaña “Somos de todos” de manos del máximo responsable del Sevilla Atlético, Luis Cuervas.
Árbitro: García Cabrera, del comité tinerfeño. Amonestó a los locales Cala, Paco, Morales, Valiente y Redondo; y a los visitantes Añete, Juan Villar y Álex Hornillo.
Goles: 0-1 Servando, min. 57.
1-1 José Carlos, min. 75.

Justo reparto de puntos el que se ha producido esta mañana en la ciudad deportiva del Sevilla FC, tras el empate entre el primer filial sevillista y un CD San Roque de Lepe que, no obstante, se adelantó en el marcador y bien pudo arrancar algo más de premio durante la segunda mitad, si bien la entrada del onubense José Carlos por parte local dio a los rojiblancos el acierto necesario para materializar el empate, que es mejor resultado para los leperos, con 18 puntos en la tabla, que para los sevillanos. Una igualada que sólo estuvo en el terreno de juego, con bastante equilibrio en el juego y con una posesión de balón bastante repartida, pero no en las gradas, donde existía una mayoría aplastante de aficionados aurinegros, que se desplazaron en masa hasta Sevilla para apoyar a su equipo.

El partido se movió entre el equilibrio y la igualdad, lo que puede dar una idea de lo nivelado que estuvo el choque, puesto que apenas existieron acercamientos a las porterías durante los primeros veinte minutos, a excepción de un gol anulado a Cala por un aparentemente claro fuera de juego a la salida de una falta lateral, que fue el recurso al que se agarraron los equipos para intentar llevar peligro al marco contrario, y luego veremos por qué. Así que la lucha por la posesión de balón, igualmente nivelada, fue la noticia más reseñable de la primera mitad. Sólo a partir del minuto 23 los equipos, ambos con hambre de balón, y ahí todo el desarrollo posterior del choque, se rompieron las hostilidades.Entonces fue el San Roque lo intentó por mediación de Joaquín, cuyo disparo en posición escorada fue a parar a las manos de Juan Martín; y una caída dentro del área de Añete, que el árbitro interpretó como piscinazo del coriano; y aunque no fue penalti, al menos existió el suficiente contacto como para no considerarlo puro teatro. Poco después, el que estivo a punto de adelantarse fue el Sevilla Atlético, cómo no, en una falta lateral botada por Javi Martínez y cabeceada por Cala para que el balón se estrellara en el poste. Hasta el filo del descanso no hubo mucho más en ataque, a excepción de un fallo en el despeje con los pies de Isaac que no aprovechó el propio Javi Martínez, muy inocente. Por cierto que tras esa acción fue expulsado Alejandro Ceballos del banquillo visitante sin que el colegiado diera más explicaciones, ni siquiera al finalizar el choque.

A la vuelta de vestuarios hubo un poco menos de miramientos y ambos conjuntos se marcharon a buscar los 3 puntos, después de un primer tiempo donde el respeto fue la nota dominante. Primero fue Carreño el que lo intentó disparando centrado y luego fue el San Roque el que lo intentó y consiguió: falta frontal sacada por Añete, el balón golpea en la barrera, cambia de trayectoria y obliga a Juan Martín a realizar un paradón, aunque no pudo evitar que el rechace lo cabeceara Servando, muy atento, al fondo de las mallas, para poner a los aurinegros por delante en el marcador. El gol no le sentó nada bien a los locales, que anduvieron perdidos unos minutos que bien pudo aprovechar el cuadro lepero para aumentar la renta: Joaquín, en el 59 disparó desde lejos sin sorprender al meta sevillista y luego una jugada muy polémica en el 61: falta lateral favorable al San Roque en la que busca sorprender Navarro, en balón no lo bloca Juan Martín a la primera y cuando se colaba lo saca sobre la línea… o más allá de ella como reclamaron los jugadores leperos más cercanos a la acción; y sólo un minuto después un pase a la espalda de la defensa que casi deja a Joaquín solo ante el cancerbero sevillano que estuvo atento para cortar porque el ariete paradeño gozaba de una posición inmejorable.


Eran los mejores minutos del San Roque, aprovechando el bajón de moral del rival. La última acción de este ciclo la tuvo Añete tras hacer la jugada personal en la frontal para largar un derechazo que se marchó lamiendo la cepa del poste. Poco antes se había incorporado al terreno de juego el onubense José Carlos, que le dio otro aire a los locales y que les condujo hasta el empate definitivo, que se produjo en el minuto 75 cuando el riotinteó botó una falta lateral directa que se coló en la portería de Isaac tras rozar en la cabeza de Chema, lo que despistó al meta aurinegro. De alguna forma el gol venía a poner justicia en el marcador dentro del cómputo global del partido, que no de esta fase del encuentro, pero los tantos en fútbol no entienden de momentos, aunque suelan venir de mano de los buenos.

Hasta el final del choque, el que más lo intentó fue el Sevilla Atlético, pero se topó con la seriedad y la eficacia de la defensa aurinegra, que no pasó mayores apuros y que dejó el marcador como estaba. De esta forma, el San Roque se marchaba de Sevilla saludando a los incondicionales desplazados hasta allá en masa para agradecerles su apoyo. Por otro lado, los aurinegros también se marchaban con el sabor agridulce de haber dejado escapar 2 puntos de nuevo tras ponerse por delante a domicilio, como ya ocurrió en Granada o Moratalla. No obstante, el punto no es malo en absoluto y hay que hacerlo bueno el próximo domingo a las 12:00 horas en el Municipal.

El San Roque formó con Isaac, Álex Hornillo, Nando, Vicente, Joaquín, Vidal (Cisco 86’), Juan Villar (Chapi 55’), Navarro (Chema 68’), Servando, Añete y Alfonso.